Artículo 10: Día mundial de la risa

Un idioma universal y un remedio gratuito

Al referirnos a idiomas universales, la primera idea que viene a la mente es el esperanto, pero no es lo que nos ocupa en esta ocasión.

A diferencia del esperanto, este idioma universal no es artificial, o sea que nadie diseñó reglas con la “esperanza” de que alguien más lo aprendiera y así comunicarse. Este idioma universal es tan espontáneo que hasta los bebés lo usan.

Sin dudas, nos referimos a la risa. Alguien puede no entender de qué se ríe otra persona, pero sí entiende cómo se siente esa persona en ese momento.

La risa forma parte del lenguaje corporal y comienza desde edades muy tempranas. Lamentablemente, su presencia va disminuyendo cuando las personas crecen. Un bebé promedio se ríe por día más del triple de veces que un adulto.

Además de ser un lenguaje universal y espontáneo, es también un remedio al acceso de todos. Tan importante es su rol que muchos médicos se dedicaron a estudiarla y aplicarla para el bien de otros.

La risa ayuda a las personas a sentirse más fuertes para sobrellevar los momentos desafiantes en sus vidas. Entonces, cabe preguntarse: si la risa tiene tantos beneficios, ¿por qué los adultos no recurren a ella tanto como los niños? O, un poco menos complicado: ¿Cómo hacer para recobrarla y fomentarla?

La respuesta es estimularla de forma activa. Por ejemplo, para evitar perder el hábito de reír, existen prácticas como el yoga de la risa (o “laughter yoga” en inglés) creado por el médico indio Madan Kataria. Combina ejercicios de risa con técnicas de respiración del yoga.

Es precisamente gracias al Dr. Kataria que se instituyó el día mundial de la risa, el primer domingo de mayo de cada año con el fin de contribuir a la paz mundial.

Otra forma de no perder el hábito de reír es juntarse en clubes de risa. Son grupos de personas que se encuentran en lugares públicos o en plataformas de comunicación por internet con el objetivo de reírse juntas. Toda excusa es buena para empezar y después ya no necesitan motivos para seguir espontáneamente.

También se forman cadenas de videos donde usuarios de internet se filman mirando cómo otros se rieron viendo algo gracioso. Llega un momento en que no importa si se ríen del video original o de las reacciones. Lo importante es empezar a reír y dejar que lleguen los beneficios para el bienestar.

Quienes practican todas estas actividades, ni siquiera necesitan conocerse con anterioridad ni hablar el mismo idioma. La risa es el lenguaje que comparten. Es el idioma universal más utilizado.

Además de su universalidad, la risa tiene una larga historia en la cultura. Hay numerosas menciones a la risa y la felicidad en la Biblia y en los relatos clásicos como La Ilíada o La Odisea. A modo de ejemplo, un concepto que todavía se utiliza es “la risa homérica«, que hace referencia a la risa frenética, ruidosa e incontrolable.

Los filósofos clásicos discrepan por su forma de considerar la risa. Entre ellos, Aristóteles la menciona en varias de sus obras y la relaciona con la moral y las cualidades sociales. Por el contrario, Platón no considera positivos ni el canto, ni la risa ni la poesía.

En el cine, hay películas que tratan el tema como “Patch Adams”, de 1998, que cuenta la historia real de un médico que desarrolló la “risoterapia” o “El Nombre de la Rosa” de 1986, basada en una novela de Umberto Eco.

En el ámbito de la psicología, Freud considera la risa como uno de los mecanismos de defensa. Lacan y Bataille también se refirieron a ella en sus obras.

En medicina, en 1964, el Dr. William F. Fry, un profesor de psicología de la Universidad de Stanford fue el primero en estudiar los efectos benéficos de la risa sobre el sistema inmunitario.

Con el tiempo, se descubrieron otros beneficios de reír, que incluyen la mejora de la capacidad respiratoria y el incremento de hormonas como endorfina y la serotonina, que a su vez aumentan la sensación de placer.

Es llamativo que, a pesar de que la risa es tan beneficiosa para la salud, se utilizan a veces las mismas palabras para referirse a ella que para describir enfermedades. Por ejemplo, cuando se habla de risa contagiosa (o “infectious laughter” en inglés).

A pesar de ser contagiosa –o tal vez por eso mismo- la risa es un remedio gratuito y sin contraindicaciones que proporciona herramientas físicas y psicológicas necesarias a toda edad.

Acerca a las personas como un idioma y mejora sus vidas como un remedio. Cualquiera sea su categorización, la risa es una forma de vincularse con el presente y tratar de ser, cada día, un poco más sanos y más felices.

Por todo eso… ¡A reír!

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